ADVERSIDADES

El cielo está nublado. Las nubes difícilmente dejan pasar la luz del sol. Él quiere salir. Lo va intentando una y otra vez pero son muchas las que debe de atravesar. En algunas ocasiones da marcha atrás, se sienta y observa el paisaje oscuro. Copos de algodón sucio que lo separan de la vida. La vida humana. Sus rayos intentan iluminar y dar calor a la vida humana. Parece que en este día gris no va a ser posible y no desiste. Tiene fuerzas aún para seguir apartando los obstáculos del firmamento. De vez en cuando necesita pararse y pensar. Pensar cómo será más fácil de conseguir sus objetivos, cómo debe administrar su energía para no agotarla, cómo luchar y seguir.

Está solo. El astro con mayor brillo aparente no tiene estrellas en quienes confiar. Conoce a un satélite que le da encuentro esporádicamente. Un ladrón de sueños que nos obliga a soñar. Un conquistador de puntos luminosos que le bailan en el negro escenario donde suelen actuar.

           El cielo continuó plagado de nubes. Oscuras, como el agujero dónde habitan las ánimas malignas, no dejaron pasar la luminosidad solar. Tampoco querían permitir que ningún destello lunar sobrepasara el espeso manto acolchado.

            La luna no quiso esforzarse para dar la cara. Nunca podremos saber si lo hubiera conseguido.

Ese día no estaba designado para dar esperanzas, ni para tenerlas. Sin embargo, siempre han existido quienes no se atreven a afrontar la adversidad; quienes tienen el valor de enfrentarla; y quienes, según las circunstancias, son como los primeros o como los segundos.