domingo, 28 de diciembre de 2008
Reflexión navideña
Ninguna de sus letras me sugieren regalos, ni árboles, ni hartase de comer, ni Papá Noel, que ahora está muy de moda.
Tal vez, sí, tristeza. Una pena en el alma que ni mi dulce angelito con su sonrisa y sus gritos logra borrarla, aunque consigue disimularla.
Ni cartas en el buzón que no llegan el resto del año. Tampoco mails.
Aunque estuvieran vacías y/o vacíos, me gustaba leerlos, comprobar que hay seres, más cerca o lejos en distancia física o espiritual, seres que se acuerdan de tí.
La magia de esperar a los Reyes Magos, también se va esfumando poco a poco...
No me gusta aparentar pocos años pero no conservar esa niña que llevo dentro a flor de piel.
Siempre me dió miedo crecer. Me veo más mayor y con más miedo.
Iniciar una algarabía de palabras y acabarlas, colgarlas en un portal y luego pasearme con la esperanza de que algunos ojos han querido pararse a ver desde mi mirada...
A mí me encantaría poder ver desde otras miradas. A veces lo intento y aunque no logro completamente observar como otros ojos, es gratificante sentir que la realidad puede ser diferente.
Por eso desde otra mirada, quizás más optimista, debo decir que prefiero no recibir correspondencia vacía y recibir palabras y gestos sinceros.
Desde mi mirada deseo Paz, Amor, Felicidad y Salud, a los que me quieren, a los que no me quieren y a los que llegarán a quererme.
lunes, 22 de diciembre de 2008
SUBMARINISMO
En la monotonía del día a día nos sumergimos, sin permitirnos subir a la superficie y respirar aire para poder continuar en las profundidades.
Entonces comienza a invadirnos el cansancio, el desagrado… el malestar que no sabemos qué es, o no queremos reconocer qué es.
Podemos bucear por todo el mar sin descanso. Cruzarnos con miles de peces en apuros y ofrecerles nuestro lomo para nadar. Contemplar y adorar plantas marinas. Descifrar mensajes encerrados en botellas de cristal. Descubrir tesoros en baúles de piratas legendarios. Aparecer incluso en algún documental del mundo submarino. O incluso quedarnos parados, anclados al fondo, como algas que se mueven según la corriente del agua. Pero estamos rodeados de tiburones, como los que bucean en Mar del Plata, Argentina. Tiburones a los que damos de comer y nos comen. Nos comen tan poco a poco que cuando queremos darnos cuenta sólo tenemos espinas…
En la monotonía del día a día nos sumergimos, ¿por qué no tenemos más remedio o por qué es más fácil que quedarse en la superficie?
Enhorabuena a quienes logran flotar, aunque de vez en cuando se hundan.