Bola mágica de diversos colores,
De diversas lenguas y tradiciones,
La riqueza que habita en ti
La deberían entender los corazones.
Tú nos diste luz a todos los seres
Tú nos brindaste la dicha de poder vivir
Por qué entonces hay personas que sólo quieren morir.
Por qué han teñido de negro
Lo que antes era azul.
Por qué antes sin luz se veía
Y ahora no se ve ni con luz.
Por qué será que hay tanta pena
Y tan poquitas alegrías.
Por qué el ser humano no encuentra
Las verdaderas razones de la vida.
Por qué se mira por encima del hombro
Sin ser único motivo la altura.
Por qué cuando parece salir el sol
Vienen nubes y lo anulan.
Por qué tanto pensar en el fin del mundo
Y no disfrutar del presente.
Por qué si tienes dinero vales
Y si no estás como ausente.
Bola mágica de diversos colores,
De diversas lenguas y tradiciones,
La riqueza que habita en ti
La deberían entender los corazones.
Si a todos nos alumbra el mismo sol
Y por la noche la misma luna
Por qué será que la fortuna
Sólo existe para algunos
Y para otros…
Bola mágica de diversos colores,
De diversas lenguas y tradiciones,
La riqueza que habita en ti
La deberían COMPARTIR los corazones.
viernes, 17 de junio de 2011
sábado, 4 de junio de 2011
YA VENDRÁN TIEMPOS MEJORES
Me da rabia ver caras tristes y no poder hacer nada por cambiarlas.
Yo, que de niña quería ser payaso para hacer sonreír a los demás, con la edad tengo días que no me hago sonreír ni a mí. Y lo intento.
No hay nada que me guste menos que una cara escurrida; ojos y boca decaídos; una cara triste, agobiada, preocupada; una cara que incluso parece darle coraje que existan otras caras sonriendo.
Casi siempre consigo sonreír pero, cuando realmente me expreso suelo contar lo que reflejan la mayoría de las caras, tristeza.
Procuro buscar temas alegres e incluso creando una melodía en tonos mayores me vuelve a salir una letra profundamente melancólica, con mucho que decir pero poquitas cosas buenas que contar.
Y es que a veces parece que la balanza de lo bueno y lo malo nunca llega a equilibrarse. En casi ningún momento de la vida existe esa armonía entre lo que nos hace feliz y lo que no. Iba a decir que sólo con la muerte nos llega ese equilibrio mas no lo sé porque nunca he pasado por ese estado y nadie que lo haya hecho ha vuelto para contarlo. Será porque se está tan bien o tan mal…
Y las cuerdas de mi guitarra esta noche están en silencio. Y las cuerdas que me dan la voz no se mueven. Por eso he buscado consuelo en esta hoja y en este bolígrafo que deja que le acaricie y que le maneje a mi antojo. Es lo mejor que puedo controlar.
No controlo nada más pues por muy atados que estén los cabos siempre queda alguno suelto y otros que pueden desatarse.
Nunca sabemos donde llegaremos a parar y si realmente podemos controlar algo o todo nos controla. En muchas ocasiones solo queda poner caras largas, dejar fluir melodías tristes y no avergonzarnos de ello.
Ya vendrán tiempos mejores, melodías más alegres y más cosas buenas por contar.
Yo, que de niña quería ser payaso para hacer sonreír a los demás, con la edad tengo días que no me hago sonreír ni a mí. Y lo intento.
No hay nada que me guste menos que una cara escurrida; ojos y boca decaídos; una cara triste, agobiada, preocupada; una cara que incluso parece darle coraje que existan otras caras sonriendo.
Casi siempre consigo sonreír pero, cuando realmente me expreso suelo contar lo que reflejan la mayoría de las caras, tristeza.
Procuro buscar temas alegres e incluso creando una melodía en tonos mayores me vuelve a salir una letra profundamente melancólica, con mucho que decir pero poquitas cosas buenas que contar.
Y es que a veces parece que la balanza de lo bueno y lo malo nunca llega a equilibrarse. En casi ningún momento de la vida existe esa armonía entre lo que nos hace feliz y lo que no. Iba a decir que sólo con la muerte nos llega ese equilibrio mas no lo sé porque nunca he pasado por ese estado y nadie que lo haya hecho ha vuelto para contarlo. Será porque se está tan bien o tan mal…
Y las cuerdas de mi guitarra esta noche están en silencio. Y las cuerdas que me dan la voz no se mueven. Por eso he buscado consuelo en esta hoja y en este bolígrafo que deja que le acaricie y que le maneje a mi antojo. Es lo mejor que puedo controlar.
No controlo nada más pues por muy atados que estén los cabos siempre queda alguno suelto y otros que pueden desatarse.
Nunca sabemos donde llegaremos a parar y si realmente podemos controlar algo o todo nos controla. En muchas ocasiones solo queda poner caras largas, dejar fluir melodías tristes y no avergonzarnos de ello.
Ya vendrán tiempos mejores, melodías más alegres y más cosas buenas por contar.
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