Soy lo que voy cogiendo prestado de los demás y lo que puedo aportar de mi misma.
De todas las personas aprendo y en todas encuentro un reflejo de mi ser.
Me gusta mirarme en diferentes ojos y descubrirme diferente, en cada uno de ellos distinta.
También me gusta mirar a los demás y descubrirlos diferentes, distintos.
A veces ha cambiado la gente y otras sólo tú has cambiado la forma de mirarlos. Aunque se dice que todo cambia. Pero algo debe quedar, una pequeña esencia que al mirarnos en diferentes espejos nos permita ver que seguimos siendo la misma persona aunque en circunstancias diferentes, con pensamientos diferentes, con sueños diferentes...
Ya escribí hace unos días sobre los sueños y del qué sería la vida sin ellos.
Por eso no me cansaré de soñar. Soñar con cada mirada que he podido compartir y con las que me quedan por descubrir. Soñar con un futuro más esperanzador donde expresar los sentimientos no cueste tanto, y que la vida no cueste tanto...
Como dijo Calderón, la vida es sueño así que soñaré para poder tener vida y viviré para poder tener sueños.
Soy lo que voy cogiendo prestado de los demás y lo que puedo aportar de mi misma. Soy los demás, mis sueños y yo.
lunes, 7 de marzo de 2011
viernes, 4 de marzo de 2011
LA VIDA ES UN CARNAVAL
No es fácil para una mujer ser valorada positivamente. Debemos de realizar muchos esfuerzos y al menor error ya te han puesto un calificativo, como si no tuviesemos derecho a equivocarnos.
No es lo mismo juzgar un acto que calificar a la gente. Los actos ocurren en momentos determinados e incluso se olvidan pero la gente se queda viviendo con los calificativos adquiridos toda su vida. Y duele más que te califique negativamente la gente que quieres, que tienes cerca. Sabes que en el fondo quizás ni lo piensan pero en ese instante te han hecho sentir mal y te dan ganas de mandarlo todo a la “miel da”, y el refrán dice que es mejor dar que recibir...
Pues eso, recibir calificativos con los que no te sientes identificada es peor que dar. Dar un beso, una sonrisa, eso nos hace sentir bien aunque hay veces que cuesta dar cuando ves tanto orgullo en los demás y tanta máscara en los sentimientos.
Que si, que hay que disfrazarse porque es carnaval, pero todo el año andar disfrazados no debe ser nada sano. Nos perdemos, y entre tanto antifaz hay momentos en los que dudas del ser de los demás y del de una misma.
Y la cabalgata de la vida sigue su recorrido. A veces te toca llevar un disfraz que te gusta y a veces llevas otro con el que te sientes menos realizada, pero lo importante es no abandonar el desfile porque nunca se sabe si te eliminarán del concurso o te llevarás el primer premio.
Aunque que mejor premio que estar ahí, descubriendo la vida al pasar, descubriendo sus desencantos y sus encantos, más o menos disfrazados.
No es lo mismo juzgar un acto que calificar a la gente. Los actos ocurren en momentos determinados e incluso se olvidan pero la gente se queda viviendo con los calificativos adquiridos toda su vida. Y duele más que te califique negativamente la gente que quieres, que tienes cerca. Sabes que en el fondo quizás ni lo piensan pero en ese instante te han hecho sentir mal y te dan ganas de mandarlo todo a la “miel da”, y el refrán dice que es mejor dar que recibir...
Pues eso, recibir calificativos con los que no te sientes identificada es peor que dar. Dar un beso, una sonrisa, eso nos hace sentir bien aunque hay veces que cuesta dar cuando ves tanto orgullo en los demás y tanta máscara en los sentimientos.
Que si, que hay que disfrazarse porque es carnaval, pero todo el año andar disfrazados no debe ser nada sano. Nos perdemos, y entre tanto antifaz hay momentos en los que dudas del ser de los demás y del de una misma.
Y la cabalgata de la vida sigue su recorrido. A veces te toca llevar un disfraz que te gusta y a veces llevas otro con el que te sientes menos realizada, pero lo importante es no abandonar el desfile porque nunca se sabe si te eliminarán del concurso o te llevarás el primer premio.
Aunque que mejor premio que estar ahí, descubriendo la vida al pasar, descubriendo sus desencantos y sus encantos, más o menos disfrazados.
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